La razón de ser de los proyectores de tiro corto es poder generar una imagen de gran diagonal estando situados muy cerca o incluso pegados (en el caso de los de tiro ultracorto) a la pared o superficie donde vamos a proyectar la imagen. Es su principal ventaja pero también como veremos más adelante uno de sus inconvenientes.
En segundo lugar, aunque no tendría por qué ser así, las marcas han optado por ofrecer en la mayoría de modelos más funcionalidades extra aparte de las del proyector en sí mismo. Por ejemplo es habitual encontrase con sistemas de sonido integrados, plataformas smart TV para poder usarlo como si de un televisor se tratase, conectividad WiFi, Bluetooth, Ethernet, reproductor multimedia integrado, posibilidad de instalar aplicaciones y juegos, etc.
Todas estas funciones hacen que nos encontremos ante equipos compactos que incorporan todo lo necesario como para reproducir nuestros contenidos permitiéndonos llevarlo de aquí para allá, cambiarlo de habitación con relativa facilidad y usarlo en diferentes salas de la casa.
Además, estos dispositivos se han saltado en algunos casos una generación en cuanto a sistema de iluminación se refiere, ya que en muchos modelos han optado por integrar lámparas LED o incluso sistemas láser que ofrecen más potencia luminosa, mayor estabilidad y menos desgaste con el paso del tiempo así como una durabilidad que suele superar las 20.000 horas, muy superior a las 3.000 o 4.000 horas de un modelo convencional.
Proyectores de tiro corto: inconvenientes
Parece todo maravilloso, pero los inconvenientes de estos dispositivos siguen estando ahí y son bastante considerables. Para empezar tenemos el asunto del poco margen para colocar el equipo. Las ópticas integradas, a diferencia de los proyectores LCD (y en menor medida los DLP) no permiten apenas variar la posición del proyector.
No suele haber zoom ni movimiento vertical u horizontal de la óptica, a diferencia de los proyectores tradicionales con potentes ópticas con aumentos de hasta 2X y desplazamientos de gran porcentaje, y los que se integran son muy escasos dando la opción solo de variar ligeramente la posición del equipo. Es decir, si podemos colocarlo en el lugar idóneo de la sala estupendo, si no podemos, pues probablemente apenas tendremos margen para corregir.
Otro de los problemas viene con la imposibilidad de colocar un altavoz central en el sistema de cine en casa sobre todo con los modelos de tiro ultracorto que van pegados a la pared. ¿Dónde podemos instalar el altavoz central? Si lo ponemos sobre el proyector probablemente molestará en la emisión de la luz y debajo de él, por ejemplo en el suelo, queda muy alejado de la pantalla y se empeora la escena sonora.
Algunos me diréis que para eso se incluye en muchos de estos proyectores un altavoz o sistema de sonido integrado. Pues sí, pero en general son de muy mala calidad o por lo menos no la suficiente como para sustituir a un buen altavoz central y a un par de acompañantes frontales laterales. Son más sistemas auxiliares para hacer pruebas o en caso de que nos llevemos el proyector siempre de aquí para allá, pero no para un conjunto de cine en casa fijo.
Entonces, ¿merecen la pena? Pues depende de lo que estemos buscando y sobre todo de las posibilidades de nuestra sala. Si contamos con una habitación (no tiene por qué ser dedicada) para el cine en casa con unas dimensiones que permitan colocar un proyector convencional con un tiro de entre 3 y 6 metros, probablemente obtendremos un mejor resultado con un mejor control de la geometría de la imagen, un mayor ajuste y menor ruido de fondo. Si por el contrario la longitud de la sala no da más de sí, entonces el tiro corto o ultracorto será nuestra mejor opción.
Fuente y artículo original en: Xataca PACO RODRIGUEZ @pacoxataka